*Piiiiiiiii*
*Piiiiiii*
Vamos,
vamos. No tengo ganas de posponer esta conversación. Quiero quitármela de
encima cuanto antes. Necesito saber si…
-¡CSF!
¡Ainé! ¿Hola? ¿Estás ahí?
Mierda,
se me había olvidado todo lo que pensaba decirle… Bueno, improvisar nunca se me
ha dado mal.
-¡Hola!
¿Qué tal?
-Pues
muy bien, ¿y tú, CSF? ¿Qué tal?
-Bueno…
aquí andamos…
-¿Te
pasa algo? Y no es una pregunta.
-Sí…
esta mañana estaba entrando en la habitación de invitados, cuando vi que Tyler
tenía tu pulsera.
Esperé
a ver si decía algo, pero no.
-Le
pregunté que por qué la tenía y me dijo que os habíais acostado. Dice que desde que volvió, estáis más juntos…
vamos, que sois novios.
-CSF yo…
-Tranquila. Sólo llamaba para
decirte que espero que os vaya bien, y sobretodo, espero que no te haga daño.
Ten cuidado, ¿vale?
-¿Me estás diciendo que tienes miedo de que tu mejor amigo me haga daño a mí, que soy tu mejor amiga?
-Sí…. Más o menos.
-Bueno, quiero que sepas que no te lo dije yo antes porque Tyler y yo pensábamos contártelo más adelante, cuando todo estuviera más…Bueno, ya me entiendes. Siento que te hayas enterado así, de verdad. ¿Me perdonas?
-Los limones son sagrados, nadie puede enfadarse con ellos, está prohibido.
-Te quiero tortuga.
-Te quiero Andrea. ¡Ah! Bueno, ya me contarás qué tal Tyler…eh, ¡pillina!
-¡Oye! Que esas cosas no se cuentan…
-Sabes que acabarás contándonoslo tarde o temprano. Por cierto, ahora que tienes pareja, tendremos que quedar Irene, tú y yo para… hacerte una fiesterilla de no-soltera.
-¡Me parece buena idea! Por cierto, no le digas nada a Irene, íbamos a quedar esta tarde y ya de paso se lo contaré en persona.
-Vale, como quieras. Eso es cosa tuya…. Y de Tyler, eh, eh.
-¿Vas a estar molestándome todo el maldito día?
-¡Qué va! Irene se unirá a mí y nos convertiremos en tu peor pesadilla. MUAJAJAJAJAJAJÁ.
-Bueno CSF, tengo que dejarte. Me alegro de que hayas reaccionado así ante… la noticia.
-Si te soy sincera, antes, cuando me he enterado, me he fugado. Necesitaba aclararme. Pero ya estoy bien.
-¿Me lo prometes?
-Claro que sí.
Mientras nos despedíamos, oí a Tyler subiendo las escaleras, ya estaba hecha la comida. Bajamos los dos juntos a la planta de abajo y me sorprendí al ver que, en vez de unos macarrones, Tyler había hecho unos spaghetti con tomate, mi comida favorita. No pude evitar sonreír al darme cuenta de que todavía se acordaba de eso.
No pude evitar sonreír al darme cuenta de que todavía se acordaba de eso.
-¿Te gusta mi pequeña sorpresa? Los he hecho según una receta que aprendí en Italia. Espero que te gusten.
-¿Sabes cocinar? ¡Eso es nuevo! Cada día me sorprendes más Ty-Ty.
-Me he dado cuenta de que te encanta mi sudadera de Italia, y como fui un mal amigo y no te traje una, puedes quedártela.
-¿Estás seguro?
-Sí, fue fallo mío no traerte una. Además, te queda un poco grande y así podrás esconder tus manos en ella.
-¡Muchas gracias! ¡Me encanta! Pero…
-¿Pasa algo?
-Sí, si pasa. Tú me haces un regalo y yo te echo de casa… me siento mal.
-No, ha sido al revés. Tú me has “invitado” a irme, y yo, como se que te gusta y no creo que cada vez que quieras ponértela vayas a venir a verme, pues te la regalo.
-Aún así me siento mal…
-Calla y come anda, niña – dijo sonriéndome.
-¿Cómo que niña? ¿Eh? En menos de un mes tendré diecisiete años.
-Uy, la enana se nos hace mayor. Da igual, siempre serás una enana para mí.
-Y tu un grandullón.
Mientras comíamos los deliciosos spaghetti de Tyler (¡qué buenos estaban, madre mía!) le conté que Pedro buscaba camareros y además, así podríamos seguir viéndonos. Tyler decidió pasarse por allí esa misma tarde. Yo iba a dedicar mi tiempo a pensar. Parece una pérdida de tiempo, pero era lo que necesitaba. ¿Qué iba a hacer con mi vida?
-¿Me estás diciendo que tienes miedo de que tu mejor amigo me haga daño a mí, que soy tu mejor amiga?
-Sí…. Más o menos.
-Bueno, quiero que sepas que no te lo dije yo antes porque Tyler y yo pensábamos contártelo más adelante, cuando todo estuviera más…Bueno, ya me entiendes. Siento que te hayas enterado así, de verdad. ¿Me perdonas?
-Los limones son sagrados, nadie puede enfadarse con ellos, está prohibido.
-Te quiero tortuga.
-Te quiero Andrea. ¡Ah! Bueno, ya me contarás qué tal Tyler…eh, ¡pillina!
-¡Oye! Que esas cosas no se cuentan…
-Sabes que acabarás contándonoslo tarde o temprano. Por cierto, ahora que tienes pareja, tendremos que quedar Irene, tú y yo para… hacerte una fiesterilla de no-soltera.
-¡Me parece buena idea! Por cierto, no le digas nada a Irene, íbamos a quedar esta tarde y ya de paso se lo contaré en persona.
-Vale, como quieras. Eso es cosa tuya…. Y de Tyler, eh, eh.
-¿Vas a estar molestándome todo el maldito día?
-¡Qué va! Irene se unirá a mí y nos convertiremos en tu peor pesadilla. MUAJAJAJAJAJAJÁ.
-Bueno CSF, tengo que dejarte. Me alegro de que hayas reaccionado así ante… la noticia.
-Si te soy sincera, antes, cuando me he enterado, me he fugado. Necesitaba aclararme. Pero ya estoy bien.
-¿Me lo prometes?
-Claro que sí.
Mientras nos despedíamos, oí a Tyler subiendo las escaleras, ya estaba hecha la comida. Bajamos los dos juntos a la planta de abajo y me sorprendí al ver que, en vez de unos macarrones, Tyler había hecho unos spaghetti con tomate, mi comida favorita. No pude evitar sonreír al darme cuenta de que todavía se acordaba de eso.
No pude evitar sonreír al darme cuenta de que todavía se acordaba de eso.
-¿Te gusta mi pequeña sorpresa? Los he hecho según una receta que aprendí en Italia. Espero que te gusten.
-¿Sabes cocinar? ¡Eso es nuevo! Cada día me sorprendes más Ty-Ty.
-Me he dado cuenta de que te encanta mi sudadera de Italia, y como fui un mal amigo y no te traje una, puedes quedártela.
-¿Estás seguro?
-Sí, fue fallo mío no traerte una. Además, te queda un poco grande y así podrás esconder tus manos en ella.
-¡Muchas gracias! ¡Me encanta! Pero…
-¿Pasa algo?
-Sí, si pasa. Tú me haces un regalo y yo te echo de casa… me siento mal.
-No, ha sido al revés. Tú me has “invitado” a irme, y yo, como se que te gusta y no creo que cada vez que quieras ponértela vayas a venir a verme, pues te la regalo.
-Aún así me siento mal…
-Calla y come anda, niña – dijo sonriéndome.
-¿Cómo que niña? ¿Eh? En menos de un mes tendré diecisiete años.
-Uy, la enana se nos hace mayor. Da igual, siempre serás una enana para mí.
-Y tu un grandullón.
Mientras comíamos los deliciosos spaghetti de Tyler (¡qué buenos estaban, madre mía!) le conté que Pedro buscaba camareros y además, así podríamos seguir viéndonos. Tyler decidió pasarse por allí esa misma tarde. Yo iba a dedicar mi tiempo a pensar. Parece una pérdida de tiempo, pero era lo que necesitaba. ¿Qué iba a hacer con mi vida?
Cuando
Tyler se marchó para ver a Pedro, me fui al salón, encendí el ordenador, y me
puse a buscar información sobre otros bachilleratos (los cuales no me llamaban
nada la atención), módulos de grado medio (que no me interesaban mucho) y luego
siempre tendría la posibilidad de trabajar junto a Tyler en la cafetería.
Después
de dos horas buscando información, seguía como estaba, sin haber avanzado nada.
No podía dejar de estudiar, así, de repente. Salirme del bachillerato eran unos
simples papeles pero… ¿qué haría entonces? Los módulos no eran la solución, o
al menos, no la mía. Seguí dándole vueltas y lo único que se me ocurrió, fue
llamar a mis padres (que seguían en mi pueblo, ya que les había surgido un
imprevisto allí) y decirles que había tomado la decisión de tomarme unas
semanas para reflexionar. Ellos ya lo veían venir, así que no fue una sorpresa
para ellos. Estuvimos hablando casi una hora y me dijeron que tenía que llamar
al director al día siguiente, para comentarle lo que me pasaba. Sabía que no me
pondría pegas ya que, aunque faltase dos semanas, no llegaría a perder la
evaluación continua, si seguía queriendo quedarme en ese bachillerato.
-¿Andy?
-¡Ainé! No, no soy Andy. Soy Joel, Andy ha salido junto con Ryan y con Adam a hacer unos recados mientras yo guardo el fuerte. Dime, ¿qué tal?
-Bien, bueno…
-¿Querías algo de Andy?
-Sí, aunque, si no está… ¿Sabes a qué hora llegará?
-Tarde, seguro. Siempre acaba haciendo de todo menos lo que tiene que hacer. Lo siento. Si quieres le digo algo cuando venga.
-No, tranquilo, era simplemente para pasar un rato juntos. Ha sido un mal día y necesitaba hablar con alguien, desahogarme.
-Si necesitas a alguien… no tengo planes para esta tarde. Además, se me da bien escuchar a las personas.
-¿Estás seguro de que quieres pasar la tarde escuchando las quejas y los melodramas de una servidora?
-Suena a una buena tarde de llantos y risas.
-No, ahora en serio, ¿no te importa?
-No, no, de verdad. Quiero hacerlo. Ahora que sé que realmente necesitas ayuda, no puedo dejar que sufras.
-Muchas gracias, de verdad. Te debo una.
-Me lo apunto. ¿Sabes la dirección del piso?
-La verdad es que no.
No se por qué, pero me entró la risa.
-¿Bipolar?
-Sólo un poco y en el buen sentido.
Ahora el que se reía era él.
-Vale, te mando la dirección en un mensaje.
-Muchas gracias, de verdad.
-Para eso estamos aquí.
-Hasta ahora.
-¡Hasta ahora!
Tardé unos treinta minutos en llegar, y cuando por fin me bajé del autobús, no encontraba la calle del piso de los chicos. Estuve dando vueltas a la manzana hasta que, por fin, vi a Joel asomándose por la ventana de uno de los pisos. Una vez entré, me dirigí al ascensor.
Odiaba subir el ascensor sola durante muchos pisos. Esta vez, tenía que subir seis pisos. Genial. Los dos minutos que tardó el ascensor en subir las seis plantas se me hizo eterno. Cuando fui a llamar a la puerta, alguien la abrió, luciendo una bonita sonrisa.
-Buenas tardes señorita, cuidado con lo que pisa. Puede ser ropa, comida o incluso un ser humano en descomposición.
Me quedé sin palabras al ver lo grande que era el piso. Al entrar, entendí a la perfección por qué había dicho Joel eso. Parecía que un huracán hubiese arrasado la habitación. Había ropa tirada en el sillón y cajas de pizza en el suelo.
-¿Y conseguís vivir aquí?
-Si te digo la verdad… yo no paso mucho tiempo en el salón. Suelo irme a mi habitación. Rara vez entra Andy a descolocarármelo todo.
-Andy, Andy.. no conocía esa faceta suya…
-¿Andy?
-¡Ainé! No, no soy Andy. Soy Joel, Andy ha salido junto con Ryan y con Adam a hacer unos recados mientras yo guardo el fuerte. Dime, ¿qué tal?
-Bien, bueno…
-¿Querías algo de Andy?
-Sí, aunque, si no está… ¿Sabes a qué hora llegará?
-Tarde, seguro. Siempre acaba haciendo de todo menos lo que tiene que hacer. Lo siento. Si quieres le digo algo cuando venga.
-No, tranquilo, era simplemente para pasar un rato juntos. Ha sido un mal día y necesitaba hablar con alguien, desahogarme.
-Si necesitas a alguien… no tengo planes para esta tarde. Además, se me da bien escuchar a las personas.
-¿Estás seguro de que quieres pasar la tarde escuchando las quejas y los melodramas de una servidora?
-Suena a una buena tarde de llantos y risas.
-No, ahora en serio, ¿no te importa?
-No, no, de verdad. Quiero hacerlo. Ahora que sé que realmente necesitas ayuda, no puedo dejar que sufras.
-Muchas gracias, de verdad. Te debo una.
-Me lo apunto. ¿Sabes la dirección del piso?
-La verdad es que no.
No se por qué, pero me entró la risa.
-¿Bipolar?
-Sólo un poco y en el buen sentido.
Ahora el que se reía era él.
-Vale, te mando la dirección en un mensaje.
-Muchas gracias, de verdad.
-Para eso estamos aquí.
-Hasta ahora.
-¡Hasta ahora!
Tardé unos treinta minutos en llegar, y cuando por fin me bajé del autobús, no encontraba la calle del piso de los chicos. Estuve dando vueltas a la manzana hasta que, por fin, vi a Joel asomándose por la ventana de uno de los pisos. Una vez entré, me dirigí al ascensor.
Odiaba subir el ascensor sola durante muchos pisos. Esta vez, tenía que subir seis pisos. Genial. Los dos minutos que tardó el ascensor en subir las seis plantas se me hizo eterno. Cuando fui a llamar a la puerta, alguien la abrió, luciendo una bonita sonrisa.
-Buenas tardes señorita, cuidado con lo que pisa. Puede ser ropa, comida o incluso un ser humano en descomposición.
Me quedé sin palabras al ver lo grande que era el piso. Al entrar, entendí a la perfección por qué había dicho Joel eso. Parecía que un huracán hubiese arrasado la habitación. Había ropa tirada en el sillón y cajas de pizza en el suelo.
-¿Y conseguís vivir aquí?
-Si te digo la verdad… yo no paso mucho tiempo en el salón. Suelo irme a mi habitación. Rara vez entra Andy a descolocarármelo todo.
-Andy, Andy.. no conocía esa faceta suya…
-Bueno,
¿quieres algo de beber?
-¿Qué
tenéis?
-Cerveza,
Coca Cola, agua… y no sé si quedan de los zumos de Ryan.
-¿Zumos
de Ryan?
-Sí,
desde que compramos una batidora, le da por juntar todo lo que ve y convertirlo
en un batido. Lo extraño es que suelen estar bastante buenos, la verdad.
-Suena
asqueroso… pero interesante.
-Deberías
probarlos.
-Le
diré que me haga uno algún día.
-¡Ah!
También tenemos café y Cola Cao, aunque suene algo infantil…
-No,
no. Yo suelo tomarme un Cola Cao por la mañana, si no lo hago, no soy persona.
-A mi
me pasa justo lo contrario. Si no me lo tomo por la noche, no soy capaz de
descansar. Entonces…
-¿Dos?
-Marchando.
¿Con leche caliente? Dime que no, no me gusta el olor.
-¡A mí
tampoco! Sobretodo cuando se forma la nata encima.
-¡Puag!
Nos miramos y los dos estábamos poniendo la misma cara de asco. Después de reírnos durante varios minutos, nos fuimos, cada uno con una taza, a su habitación.
Eso era otro mundo, de verdad. Tenía todo en su sitio. La ropa en el armario, los libros en la estantería, la cama hecha… Menuda diferencia con el resto de la casa.
-¿No tendrás a los humanos descomponiéndose debajo de la cama, verdad? Esto parece demasiado bonito para ser cierto.
-Puede que sí, puede que no. ¿Quieres comprobarlo?
-No, me fío de que no tendrás un monstruo ahí debajo.
-¿Bueno, y de qué querías hablar?
-----------------------------------------------------------------------
¡HOLA!
SIENTO MUCHÍSIMO HABER TARDADO TANTO EN SUBIR UN NUEVO CAPÍTULO, PERO ES QUE YA ESTOY CON LOS EXÁMENES Y NO TENGO MUCHO TIEMPO PARA ESTUDIAR.
¡ESPERO QUE OS ESTÉ GUSTANDO!
Ainé
xx
@annie_aine
Nos miramos y los dos estábamos poniendo la misma cara de asco. Después de reírnos durante varios minutos, nos fuimos, cada uno con una taza, a su habitación.
Eso era otro mundo, de verdad. Tenía todo en su sitio. La ropa en el armario, los libros en la estantería, la cama hecha… Menuda diferencia con el resto de la casa.
-¿No tendrás a los humanos descomponiéndose debajo de la cama, verdad? Esto parece demasiado bonito para ser cierto.
-Puede que sí, puede que no. ¿Quieres comprobarlo?
-No, me fío de que no tendrás un monstruo ahí debajo.
-¿Bueno, y de qué querías hablar?
-----------------------------------------------------------------------
¡HOLA!
SIENTO MUCHÍSIMO HABER TARDADO TANTO EN SUBIR UN NUEVO CAPÍTULO, PERO ES QUE YA ESTOY CON LOS EXÁMENES Y NO TENGO MUCHO TIEMPO PARA ESTUDIAR.
¡ESPERO QUE OS ESTÉ GUSTANDO!
Ainé
xx
@annie_aine