martes, 26 de febrero de 2013

Capítulo 15

Tyler, después de todo, se ofreció a hacer la comida. Sabía de sobra que no sabía ni freírse un huevo frito, pero yo no tenía los ánimos como para prestarme voluntaria. Le dije que no se molestase en hacer algo complicado, que con unos macarrones estaríamos servidos, así que se fue a la cocina y cerró la puerta. Vale, ahora tendía unos… veinte minutos para pensar qué iba a decirle a Andrea, y para zanjar este asunto. Preferí no darle muchas vueltas y marqué su número. Me subí a mi habitación para estar más cómoda.




*Piiiiiiiii* *Piiiiiii*

Vamos, vamos. No tengo ganas de posponer esta conversación. Quiero quitármela de encima cuanto antes. Necesito saber si…


-¡CSF! ¡Ainé! ¿Hola? ¿Estás ahí?


Mierda, se me había olvidado todo lo que pensaba decirle… Bueno, improvisar nunca se me ha dado mal.

-¡Hola! ¿Qué tal?

-Pues muy bien, ¿y tú, CSF? ¿Qué tal?

-Bueno… aquí andamos…

-¿Te pasa algo? Y no es una pregunta.

-Sí… esta mañana estaba entrando en la habitación de invitados, cuando vi que Tyler tenía tu pulsera.

Esperé a ver si decía algo, pero no.

-Le pregunté que por qué la tenía y me dijo que os habíais acostado.  Dice que desde que volvió, estáis más juntos… vamos, que sois novios.

-CSF yo…

-Tranquila. Sólo llamaba para decirte que espero que os vaya bien, y sobretodo, espero que no te haga daño. Ten cuidado, ¿vale?

-¿Me estás diciendo que tienes miedo de que tu mejor amigo me haga daño a  mí, que soy tu mejor amiga?

-Sí…. Más o menos.

-Bueno, quiero que sepas que no te lo dije yo antes porque Tyler y yo pensábamos contártelo más adelante, cuando todo estuviera más…Bueno, ya me entiendes. Siento que te hayas enterado así, de verdad. ¿Me perdonas?

-Los limones son sagrados, nadie puede enfadarse con ellos, está prohibido.

-Te quiero tortuga.

-Te quiero Andrea. ¡Ah! Bueno, ya me contarás qué tal Tyler…eh, ¡pillina!

-¡Oye! Que esas cosas no se cuentan…

-Sabes que acabarás contándonoslo tarde o temprano. Por cierto, ahora que tienes pareja, tendremos que quedar Irene, tú y yo para… hacerte una fiesterilla de no-soltera.

-¡Me parece buena idea! Por cierto, no le digas nada a Irene, íbamos a quedar esta tarde y ya de paso se lo contaré en persona.

-Vale, como quieras. Eso es cosa tuya…. Y de Tyler, eh, eh.

-¿Vas a estar molestándome todo el maldito día?

-¡Qué va! Irene se unirá a mí y nos convertiremos en tu peor pesadilla. MUAJAJAJAJAJAJÁ.

-Bueno CSF, tengo que dejarte. Me alegro de que hayas reaccionado así ante… la noticia.

-Si te soy sincera, antes, cuando me he enterado, me he fugado. Necesitaba aclararme. Pero ya estoy bien.

-¿Me lo prometes?

-Claro que sí.


Mientras nos despedíamos, oí a Tyler subiendo las escaleras, ya estaba hecha la comida. Bajamos los dos juntos a la planta de abajo y me sorprendí al ver que, en vez de unos macarrones, Tyler había hecho unos spaghetti con tomate, mi comida favorita. No pude evitar sonreír al darme cuenta de que todavía se acordaba de eso.





No pude evitar sonreír al darme cuenta de que todavía se acordaba de eso.

-¿Te gusta mi pequeña sorpresa? Los he hecho según una receta que aprendí en Italia. Espero que te gusten.

-¿Sabes cocinar? ¡Eso es nuevo! Cada día me sorprendes más Ty-Ty.

-Me he dado cuenta de que te encanta mi sudadera de Italia, y como fui un mal amigo y no te traje una, puedes quedártela.

-¿Estás seguro?

-Sí, fue fallo mío no traerte una. Además, te queda un poco grande y así podrás esconder tus manos en ella.

-¡Muchas gracias! ¡Me encanta! Pero… 

-¿Pasa algo?




-Sí, si pasa. Tú me haces un regalo y yo te echo de casa… me siento mal.

-No, ha sido al revés. Tú me has “invitado” a irme, y yo, como se que te gusta y no creo que cada vez que quieras ponértela vayas a venir a verme, pues te la regalo.

-Aún así me siento mal…

-Calla y come anda, niña – dijo sonriéndome.

-¿Cómo que niña? ¿Eh? En menos de un mes tendré diecisiete años.

-Uy, la enana se nos hace mayor. Da igual, siempre serás una enana para mí.

-Y tu un grandullón.

 Mientras comíamos los deliciosos spaghetti de Tyler (¡qué buenos estaban, madre mía!) le conté que Pedro buscaba camareros y además, así podríamos seguir viéndonos. Tyler decidió pasarse por allí esa misma tarde. Yo iba a dedicar mi tiempo a pensar. Parece una pérdida de tiempo, pero era lo que necesitaba. ¿Qué iba a hacer con mi vida?


Cuando Tyler se marchó para ver a Pedro, me fui al salón, encendí el ordenador, y me puse a buscar información sobre otros bachilleratos (los cuales no me llamaban nada la atención), módulos de grado medio (que no me interesaban mucho) y luego siempre tendría la posibilidad de trabajar junto a Tyler en la cafetería. 




Después de dos horas buscando información, seguía como estaba, sin haber avanzado nada. No podía dejar de estudiar, así, de repente. Salirme del bachillerato eran unos simples papeles pero… ¿qué haría entonces? Los módulos no eran la solución, o al menos, no la mía. Seguí dándole vueltas y lo único que se me ocurrió, fue llamar a mis padres (que seguían en mi pueblo, ya que les había surgido un imprevisto allí) y decirles que había tomado la decisión de tomarme unas semanas para reflexionar. Ellos ya lo veían venir, así que no fue una sorpresa para ellos. Estuvimos hablando casi una hora y me dijeron que tenía que llamar al director al día siguiente, para comentarle lo que me pasaba. Sabía que no me pondría pegas ya que, aunque faltase dos semanas, no llegaría a perder la evaluación continua, si seguía queriendo quedarme en ese bachillerato.

-¿Andy?

-¡Ainé! No, no soy Andy. Soy Joel, Andy ha salido junto con Ryan y con Adam a hacer unos recados mientras yo guardo el fuerte. Dime, ¿qué tal?

-Bien, bueno…

-¿Querías algo de Andy?

-Sí, aunque, si no está… ¿Sabes a qué hora llegará?

-Tarde, seguro. Siempre acaba haciendo de todo menos lo que tiene que hacer. Lo siento. Si quieres le digo algo cuando venga.

-No, tranquilo, era simplemente para pasar un rato juntos. Ha sido un mal día y necesitaba hablar con alguien, desahogarme.

-Si necesitas a alguien… no tengo planes para esta tarde. Además, se me da bien escuchar a las personas.

-¿Estás seguro de que quieres pasar la tarde escuchando las quejas y los melodramas de una servidora?

-Suena a una buena tarde de llantos y risas.





-No, ahora en serio, ¿no te importa?

-No, no, de verdad. Quiero hacerlo. Ahora que sé que realmente necesitas ayuda, no puedo dejar que sufras.

-Muchas gracias, de verdad. Te debo una.

-Me lo apunto. ¿Sabes la dirección del piso?

-La verdad es que no.


No se por qué, pero me entró la risa.


-¿Bipolar?

-Sólo un poco y en el buen sentido.


Ahora el que se reía era él.


-Vale, te mando la dirección en un mensaje.

-Muchas gracias, de verdad.

-Para eso estamos aquí.

-Hasta ahora.

 -¡Hasta ahora!

Tardé unos treinta minutos en llegar, y cuando por fin me bajé del autobús, no encontraba la calle del piso de los chicos. Estuve dando vueltas a la manzana hasta que, por fin, vi a Joel asomándose por la ventana de uno de los pisos. Una vez entré, me dirigí al ascensor.




Odiaba subir el ascensor sola durante muchos pisos. Esta vez, tenía que subir seis pisos. Genial. Los dos minutos que tardó el ascensor en subir las seis plantas se me hizo eterno. Cuando fui a llamar a la puerta, alguien la abrió, luciendo una bonita sonrisa.


-Buenas tardes señorita, cuidado con lo que pisa. Puede ser ropa, comida o incluso un ser humano en descomposición.


Me quedé sin palabras al ver lo grande que era el piso. Al entrar, entendí a la perfección por qué había dicho Joel eso. Parecía que un huracán hubiese arrasado la habitación. Había ropa tirada en el sillón y cajas de pizza en el suelo.


-¿Y conseguís vivir aquí?

-Si te digo la verdad… yo no paso mucho tiempo en el salón. Suelo irme a mi habitación. Rara vez entra Andy a descolocarármelo todo.

-Andy, Andy.. no conocía esa faceta suya…

-Bueno, ¿quieres algo de beber?

-¿Qué tenéis?

-Cerveza, Coca Cola, agua… y no sé si quedan de los zumos de Ryan.

-¿Zumos de Ryan?

-Sí, desde que compramos una batidora, le da por juntar todo lo que ve y convertirlo en un batido. Lo extraño es que suelen estar bastante buenos, la verdad.

-Suena asqueroso… pero interesante.

-Deberías probarlos.

-Le diré que me haga uno algún día.

-¡Ah! También tenemos café y Cola Cao, aunque suene algo infantil…

-No, no. Yo suelo tomarme un Cola Cao por la mañana, si no lo hago, no soy persona.

-A mi me pasa justo lo contrario. Si no me lo tomo por la noche, no soy capaz de descansar. Entonces…

-¿Dos?

-Marchando. ¿Con leche caliente? Dime que no, no me gusta el olor.

-¡A mí tampoco! Sobretodo cuando se forma la nata encima.

-¡Puag!

Nos miramos y los dos estábamos poniendo la misma cara de asco. Después de reírnos durante varios minutos, nos fuimos, cada uno con una taza, a su habitación.





Eso era otro mundo, de verdad. Tenía todo en su sitio. La ropa en el armario, los libros en la estantería, la cama hecha… Menuda diferencia con el resto de la casa.


-¿No tendrás a los humanos descomponiéndose debajo de la cama, verdad? Esto parece demasiado bonito para ser cierto.

-Puede que sí, puede que no. ¿Quieres comprobarlo?

-No, me fío de que no tendrás un monstruo ahí debajo.

-¿Bueno, y de qué querías hablar?


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¡HOLA!

SIENTO MUCHÍSIMO HABER TARDADO TANTO EN SUBIR UN NUEVO CAPÍTULO, PERO ES QUE YA ESTOY CON LOS EXÁMENES Y NO TENGO MUCHO TIEMPO PARA ESTUDIAR.

¡ESPERO QUE OS ESTÉ GUSTANDO!

Ainé

xx

@annie_aine

jueves, 14 de febrero de 2013

Capítulo 14

Tyler apartó su mirada para que no le viera... esa era una mala señal.



-Tyler, responde me, por favor. ¿Te acostaste con Andrea sí o no?

-Sí - esto lo dijo mirándome directamente a los ojos. En su mirada noté que en el fondo le gustaba contarme su hazaña.


Me quedé congelada, no podía reaccionar, más bien, no sabía cómo reaccionar ante aquello.No se cómo pude hacerlo, pero conseguí levantarme de la cama y bajé las escaleras corriendo. Me puse un gorro, no por el frío, sino porque no tenía tiempo de plancharme el flequillo. Me puse las botas, cogí la primera chaqueta que vi del perchero y salí a la calle. Grité con todas mis fuerzas. 



No podía creerme que Tyler, mi mejor amigo, al que conocía de toda al vida, usara a Andrea como un pañuelo, sabiendo que a ella le gustaba. Conocía a Tyler, no le gustaban las relaciones, jugaba con las chicas hasta que se cansaba de ellas. A mí no me había importado mucho con quién salía o con quién dejaba de salir, pero no quería que Andrea sufriera. No podía dejar que eso pasase. Empecé a callejear buscando algo que ni yo sabía qué era. Necesitaba que me diese el aire. Menudo domingo me esperaba.... 


Llegué a una de las cafeterías que había dos calles más abajo de mi casa y entré sin pensarlo. Al entrar, di un pequeño portazo del que no fui consciente pero al perecer, las personas que estaban dentro sí. Pedí perdón y me senté en una silla que había libre en la barra.


-¡Ahora te atiendo corazón! - dijo un hombre de unos cuarenta años que se encontraba dentro de la barra. Supuse que sería el dueño.


Mientras atendía a las demás personas, una imagen se formó en mi mente: la de Andrea y Tyler juntos, en su casa, uno al lado del otro, compartiendo cama. 



No me gustó nada. Cuando por fin el hombre se acercó a mí y me preguntó qué quería tomar, miré en los bolsillos de la chaqueta, y sólo tenía un euro con veinte céntimos. Con las prisas, no había cogido dinero.


-Lo que pueda darme por un euro y veinte céntimos.

-Te hago el precio especial de los domingos por la mañana a horas en punto y entonces... el café o chocolate con pastas te da de sobra - dijo con una sonrisa - ¿Un mal día, no?

-Sí, lo cierto es que sí. Tomaré el café con pastas y muchas gracias.

-Sonríe pequeña, no dejes que un pequeño contratiempo te amargue el día. Además, si sonríes, te daré un regalito.
  
-Sabe como tratar a las chicas. Su mujer se sentirá afortunada de tener a un hombre por esposo como usted  - dije sonriendo.

-Eso dice.


Estuvo hablando conmigo mientras tomaba mi segundo desayuno. Me contó que la cafetería era de su abuelo y que tenía una hija que se había ido a vivir a córdoba, y que tarde o temprano, tendría que venderla, ya que no tenía más descendientes que se hicieran cargo de ella. No le gustaba tener que hacerlo, pero era lo único que podía hacer.


-Si necesitas trabajo, buscamos camareros guapos y con una buena sonrisa. Tú eres justamente el perfil que buscamos.

-Muchas gracias Pedro, pero estoy estudiando. Tal vez, cuando termine, te eche una mano. Bueno, se hace tarde, debería volver.

-Aquí tienes lo que te había prometido.


Me dio un papel en el que ponía: "Vale por un desayuno y buena compañía para cualquier día del año. Sin fecha de caducidad".


-Muchas gracias por el vale. ¡Volveré pronto!

-¡Adiós pequeña!


Salí de aquella cafetería que se había convertido en mi escondite durante unos minutos, y me dirigí a casa. Intenté ordenar mi cabeza mientras caminaba. Tenía que hablar con Tyler, y después con Andrea y tenía que preguntarles que si tenían una relación o no. Durante mi estancia en la cafetería, me había dado cuenta de que Tyler no podría quedarse eternamente en mi casa y tendría que buscarse un piso de alquiler, un hotel o compartir piso. Estos últimos días me había estado planteándome dejar el bachillerato de Artes, cambiarme a otro, o simplemente dejar el bachillerato. Me gustaba, pero no sabía si podría aguantarlo dos años. Aunque si dejaba el bachillerato... ¿qué haría? No lo sabía... Necesitaba tiempo para reflexionar sobre mis estudios.



Cuando doblé la esquina y vi mi casa, me sentí... diferente, No eran nervios, pero tenía que afrontar muchas cosas y no sabía si sería capaz de afrontarlas.


Entré sin miedo, y me encontré a Tyler esperándome en el salón, con cara de preocupado.


-¡Ainé! ¿Dónde te has metido? ¡Estaba preocupado! - dijo mientras se levantaba y venía hacia mí para darme un abrazo.

-He ido a la cafetería de aquí abajo. Necesitaba que me diese el aire.

-No me has respondido a la pregunta de si estás bien... No quiero que nuestra relación cambie por lo que ha pasado con Andrea, de verdad.

-Hablando de Andrea... tengo que preguntarte algo.

-Dime, ¿qué pasa?

-Lo primero, ¿sois novios o sólo es un rollo?

-Novios - lo dijo con miedo.

-¿Tú estás con ella porque la quieres o porque has visto una oportunidad de tener un rollo y cuando te canses la dejarás? Esto último va sin intención de herir. Creo que somos bastante "mayorcitos" como para saber que tú nunca has querido tener una relación estable y.. bueno... ya sabes... - se me quebraba la voz al recordar lo que pasó hacía unos años atrás.

-Si, te entiendo, y lo sé. Pero esta vez estoy con Andrea porque me quiere y...porque...


Esperó a mirarme directamente a los ojos para terminar la frase.




-...la quiero.


Vale, lo había dicho, aunque no muy convencido. Eso sí, se enorgullecía de haberlo dicho, como si fuese un reto que hubiese superado.


-Repito que no quiero que tú y yo cambiemos nuestra relación. Seguiremos siendo amigos y no habrá problemas.

-No esperaba menos. Tyler, cambiando de tema...Tienes que irte de casa.

-Sabía que llegaría este momento... No te preocupes, buscaré un piso lo más rápido posible y no volverás a verme más.

-No, no. No es eso. Simplemente necesito tiempo para reflexionar, tomar algunas decisiones...

-Necesitas espacio...

-Si, necesito espacio. Se que suena como si estuviera intentando cortar contigo, pero sabes que no es así.

-Lo sé, tranquila - se le notaba en la voz que estaba triste. Eso no me gustaba, pero no había otra opción.

-He pensado que si trabajaras, te sería más fácil pagar el piso.

-¿El tiempo que has estado en esa cafetería lo has usado para planearme la vida'

-No te he planeado la vida, simplemente quiero....- me cortó en medio de la frase.

-Qué rápido te enfadas - dijo sonriendo.

-Maldito seas Tyler.

-¿Y ya has pensado dónde pueso trabajar?

-Sí tengo el sitio perfecto, además, el dueño es amigo mío.


Ya había solucionado lo de Tyler, ya sólo me quedaban dos cosas por tachar de la lista: 

1.      Llamar a Andrea.
2.      Tomar una decisión que podría cambiarme la vida.

  

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¡HOLA!

SE ACERCA LA ÉPOCA DE EXÁMENES PERO INTENTARÉ QUE ESO NO ME AFECTE MUCHO A LA HORA DE ESCRIBIR.

ME ENCANTARÍA SABER VUESTRA OPINIÓN YA SEA BUENA O MALA. SE ACEPTAN SUGERENCIAS DE TODO TIPO.

¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME!


Ainé

xx

@annie_aine


martes, 12 de febrero de 2013

Capítulo 13


Joel y yo sonreíamos. Me gustaba su compañía. No dejamos de hablar en toda la tarde. Adam me contó cómo él y Andy se conocieron por Myspace y luego se unieron Ryan y Joel. También me enseñaron algunas fotos de cuando eran más pequeños. Adam había tenido la época de llevar el pelo casco. La verdad es que le quedaba mejor el pelo como lo llevaba ahora, corto y de punta. Nos dimos los twitters y los números de teléfono para seguir en contacto los unos con los otros. También me dieron el de Ryan, ya que él, Andy e Irene seguían dando vueltas a su bola. Nos dimos cuenta de que ya era la hora de devolver las barcas, así que avisamos al otro grupo y nos dirigimos a la caseta. 

Al salir de las barcas, ya nos habíamos secado casi por completo, debido al sol que hacía esa tarde. Nos sentamos un rato en el césped. Ryan e Irene iban un poco por libre. Ahí había gato encerrado, pero ya me lo había imaginado. Yo me senté con  Adam, y me estuvo contando anécdotas del grupo. Joel y Andy desaparecieron unos minutos, pero volvieron con algunos sándwiches por si teníamos hambre, y algunos refrescos. 

-¿Y si les echamos pan a las palomas?
-Seguro que les gusta más mi pan que el tuyo. Siempre gusto yo más que tú.
-No te creas tanto, vaya a ser que se te suba a la cabeza. Venga, vamos.

 Nos alejamos un poco del grupo, y en cuanto empezamos a echar pan, todas las palomas que había por el parque, vinieron volando. Aquello se llenó de palomas en muy poco tiempo, y acabamos tirándonos en el suelo, entre ellas. Me sentía bien, me sentía en paz. Quería que el tiempo se congelase y permaneciésemos así durante mucho, mucho tiempo.



 Los chicos, al ver que no volvíamos, fueron a buscarnos y como todos estábamos muy cansados, se tumbaron con nosotros, espantando a las palomas. Esta vez, nos dedicamos a mirar al cielo, sin decir nada, simplemente, a disfrutar del momento. 

-Chicos, siento estropear el momento, pero se está haciendo tarde…
-Si, deberíamos irnos ya a casa.
-Esto hay que repetirlo.
-¡Estoy de acuerdo contigo Ainé! - dijo Ryan con tono entusiasmado. 

Nos acompañaron hasta la parada del autobús, y nos despedimos. Nos dio pena que el día acabara, pero prometimos volver a quedar pronto. 

De camino a casa, me llegó una petición de grupo de Whatsapp llamado: “Gansos y CÍA”. Vale, eran Andy, Adam, Joel, Ryan, Irene y yo. El nombre era algo… raro, pero ya tendríamos tiempo de cambiarlo. Miré la foto que habían puesto en el grupo. Era una foto de ellos cuatro.




Salían realmente bien. El grupo de Whatsapp me alegró la vuelta a casa. Estuvimos hablando de tonterías. Y no se cómo, empezamos una batalla de emoticonos. Cada uno tenía que poner uno, y el primero que repitiese uno, se eliminaba. Yo me había pasado muchas tardes jugando a ese juego y Adam al parecer también. Al final, los chicos nos amenazaron con echarnos del grupo si no parábamos, así que tuvimos que hacerlo. Lo dejamos en un empate. Se despidieron de nosotras, ya que al día siguiente tenían que volver a reunirse con su manager para cerrar el trato del video clip que grabarían pronto. Estaban muy emocionados con la idea de irse a Los Ángeles a grabar un video. Su primer video clip. 

Legué a casa sobre las once. No tenía ganas de hacerme la cena, así que me hice una taza de chocolate caliente, era raro, yo, tomando chocolate caliente. Rara vez pasaba eso. Me senté en el sillón, me tapé con una manta y me puse a escuchar “Taking over me”, una de las canciones de los chicos.


Me desperté a las diez, bueno, más bien, alguien me despertó….
-¡Buenos días dormilona! - dijo un Tyler sonriente.
-Hola grandullón. ¿Qué haces despierto a estas horas? ¿Estás enfermo? ¿Te encuentras mal?
-No, simplemente quería pasar el día con mi mejor amiga, y tenía ganas de que empezase ya.
-Bueno, pues manos a la obra. 

Me encontraba de tan buen humor, que nada más desayunar, salimos a hacer ejercicio un rato. Correr por las mañanas era una buena forma de despejar la mente, y de disfrutar del buen día que hacía. 

Cuando creímos que estábamos lo suficientemente cansados como para descansar, fuimos a casa. Tyler, como el gran caballero que era, dejó que yo me duchase primero. Cuando salí de la ducha, mi ropa no estaba allí. Simplemente había una camiseta grande de Tyler. ¿En serio? ¿Bromitas por la mañana? 

-¡TYLER! ¿Dónde está mi ropa?
-No sé, tú sabrás dónde la has dejado - oí que me hablaba desde la que se había convertido en su habitación. 

La única toalla que me había dejado era tan pequeña que no me serviría de nada… ¿Tanto me relajaba la ducha que no me daba cuenta cuando alguien entraba y se llevaba mi ropa? Evidentemente la respuesta era sí. 

-¡Tyler! ¡Dame mi ropa o tendremos un problema!
-El problema lo tendrás tú, porque yo no tengo ninguno ahora mismo.
-Anda, dame mi ropa por favor.
-Está bien, te la daré si vienes a por ella.
-Ni en sueños voy hasta allí desnuda.
-Usa mi camiseta.
-Me las vas a pagar señorito. 

Me sequé como pude con aquella toalla diminuta y me puse la camiseta de Tyler. Al menos me tapa lo necesario para no ir haciendo un striptease. 

-¿Por qué me haces esto? – dije entrando en la habitación. Me quedé quieta, al ver que en el pasillo estaba tirada toda su ropa… mala señal. En mi mente hubo una batalla para decidir si entrar o darme media vuelta. Al final, el bando que defendía entrar en la habitación se proclamó vencedor, así que decidí entrar. 

Ahí estaba, tumbado en la cama, tapado con la sábana y con mi ropa entre sus manos. 

-¿Qué haces así? ¡Tapate un poco!
-¿Por qué? ¿Te molesta?
-Un poco, si.
-¿Y eso? ¿Te pone… nerviosa?
-¡Cállate y dame mi ropa!
-Aguafiestas. Toma, ahí la tienes. 

Echó mi ropa a los pies de la cama, y salí corriendo para que no me la volviera a quitar. Cuando terminé de vestirme, volví a la habitación. Seguía en la misma postura en la que le había viso cuando me fui, pero esta vez, estaba jugando con una pulsera. Era una pulsera marrón y verde que me sonaba mucho… pero ahora mismo no caía dónde la había visto antes. 

Cuando atravesé la puerta, escondió la pulsera y sonrió. ¿Por qué había escondido aquella pulsera? ¿Qué tenía que no quería que yo la viese? Me sentó bastante mal que me ocultase una pulsera, una maldita pulsera. 

-¿Y esa pulsera?
-¿Qué pulsera? – dijo intentado parecer intrigado.
-Con la que estabas jugando antes de que yo entrara en la habitación.
-Ah, eso. No es nada, sólo es una pulsera. 

Empezaba a molestarme que le quitara importancia al asunto, cuando el que me estaba ocultando algo era él. 

-Si, sólo una pulsera. Entonces dime, ¿por qué la escondes?
-En serio, sólo es una pulsera. No te preocupes, no es nada, de verdad.
-Tyler, si sólo es una pulsera que no significa nada, déjame verla. 

Se notaba que no quería dejarme que la viera, pero al final cedió y me dejó verla.



-Esta pulsera…me suena…. ¡Ésta pulsera se la regalé yo a alguien!
-¿Eh? No, no, no puede ser. Esa pulsera es mía.
-¿Dónde he visto yo antes esta pulsera? Déjame ver… 

Me fui a mi habitación, directamente a los armarios, dónde tenía pegadas fotos de mis amigos, familia, cantantes favoritos, dibujos hechos por mí… 

Tyler se puso rápidamente unos calzoncillos y vino detrás de mí. 

-¡CLARO! ¡Ésta es la pulsera de Andrea! Recuerdo que la llevaba cuando fuimos al cine, que se le desató y tuvimos que buscarla por le suelo. Y si es suya… ¿por qué la tienes tú?
-Eh… si, bueno… es una larga historia.
-Bueno, tengo todo el tiempo del mundo. Pero por favor ¿puedes no estar tdoo el día sin camiseta y sin pantalones? Gracias.
-Voy a ducharme, al salir te cuento lo que me has pedido.
-Vale, pero date prisa. No pienso moverme de aquí hasta que me lo cuentes. Sabes que no me canso de esperar. 

Tyler se tomó su tiempo para ducharse. Mientras, miré el móvil. Tenía 157 mensajes de Whatsapp. Les había cundido la mañana a los “Gansos y CÍA”. Me dio tiempo a leer todos los mensajes y de desearle suerte a los chicos para la reunión. Por fin, salió Tyler de la ducha… 

Deje que se vistiera y nos sentamos en la cama. 

-Estoy preparada para escuchar lo que me cuentes.
-¿Estás segura de que quieres saberlo?
-Muy segura. Venga, deja ya los secretismos y cuéntamelo, que me voy a hacer vieja antes de que me lo cuentes.
-Pues… Cuando fuimos a comer con Irene y Andrea, cuando desapareciste…
-Si, me acuerdo de eso.
-Irene fue a buscarte y yo me quedé con Andrea por si volvías.
-Hasta ahí lo entiendo. Sigue. 

Estaba demorándose mucho. No parecía que le costase mucho contármelo. Es más, parecía divertirle todo esto. 

-Estuve hablando con Andrea y… bueno….yo estaba triste porque había hecho que te sintieras mal y… ella intentó consolarme. Estuvimos hablando y… 

No, no podía creer lo que iba a venir a continuación. 

-Bueno, supongo que ya te imaginarás cómo acaba la historia… ¡No lo hice con mala intención! Simplemente… estaba ahí cuando…
-¿Cuándo lo necesitaste? – eso fue todo lo que conseguí que salieran de mis labios. Seguía atónita.
-¡Si! Bueno, no precisamente…
-¿La utilizaste como un pañuelo? – ahora lo que salía de mí eran acusaciones hacia él y su forma de actuar. No podía creer lo que había hecho. No con Andrea. No con mi amiga.
-¡No, no! Simplemente… nos besamos, Luego estuvimos hablando y me confesó que yo le había gustado desde hacía bastante tiempo pero como me tuve que ir a Italia y perdimos el contacto…
-Pero ahora estás aquí.
-Eso fue exactamente lo que me dijo después.
-¿Y te quedaste con su pulsera, así porque sí?
-No… erm… verás…
-Al grano Tyler.
-Ayer no fui exactamente a casa de Miguel…
-¿Me estás intentado decir que te has acostado con Andrea?



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¡HOLA!
ESTE CAPÍTULO VA DEDICADO A ANDREA. TE QUIERO LIMÓN.
SIENTO TARDAR TANTO EN SUBIR CAPÍTULO. HE TENIDO PROBLEMAS CON EL ORDENADOR. ESPERO QUE NO VUELVA A SUCEDER.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER, DE VERDAD!

Ainé
@annie_aine