Llevaba una chaqueta de cuero negra con una camisera blanca y unos
pantalones marrones caídos por la cintura. Me encantaba su estilo, le quedaba realmente bien. Tenía algo diferente respecto a la última vez que lo vi. Llevaba el pelo más corto y algo despeinado. Pero aún así, me encantaba…
-¡Tyler!
-¡Enana!
Había echado de menos esos abrazos tan reconfortables en los que sus
brazos me rodeaban con fuerza y sabía que todo iría bien.
-¡Te he echado de menos! – dije mientras notaba que una lágrima había
conseguido escapar a pesar de mis esfuerzos porque no pasara.
-Yo también enana, yo también. ¿Estás llorando? No lo hagas, nadie se
merece tus lágrimas, y menos yo.
-No seas tonto Tyler, sabes que yo nunca malgastaría mis lágrimas por ti –
le dije guiñándole un ojo.
-No has cambiado nada – dijo entre risas.
-Tú tampoco, y me alegro de ello…Bueno, basta ya de ñoñerías. ¿Adónde
vamos?
-Tú sabrás. A mí me da igual.
-¿Batido de oreo y lacasitos?
-Batido de oreo y lacasitos.
Fuimos andando a un bar en el que tenían comida súper barata como patatas,
perrito, hamburguesas y refrescos a un euro. Pero lo que más me gustaba de allí
eran los batidos que hacán. Podías encontrarte los típicos de fresa, chocolate,
vainilla…pero los que mejor estaban eran los de oreo, lacasitos, kitkat y
huesitos. Tyler y yo habíamos sido amigos desde pequeños y todos los meses, el
tercer sábado de cada mes, íbamos allí a tomarnos un batido.
Al entrar, saludamos a los camareros. Eran muy simpáticos y siempre te
atendían con una sonrisa. Daba gusto ir allí.
-¡Ainé, hola!… ¿Tyler? ¡Cuánto tiempo! ¿Qué tal por Italia?
-Muy bien Rocío, gracias.
-¿Habrás dejado a alguna chica por ahí con ganas de más no?
-No creas – dijo mientras los tres nos reíamos.
-Un placer veros por aquí. ¿Lo de siempre?
-Si, ¡gracias!
Nos sentamos en la misma mesa de siempre. En la pared había un cuadro que
siempre me había hecho gracia. Era un bote de mostaza que le daba un corazón a
un bote de ketchup.
-Bueno, entonces, te lo pasaste bien en Italia…
-Digamos que fue soportable el tiempo que estuve allí.
-No quieres hablar de ello, lo entiendo. Ya sabes que no te obligaré a que
me cuentes nada, cuando quieras contármelo sabes donde estoy.
-Gracias – dijo mientras me agarraba la mano. No se cómo lo hacía, pero
siempre estaba caliente. No recuerdo ni un solo día en el que tuviese las manos
frías.
-Aquí tenéis chicos.
-No recuerdo haber pedido tortitas… ¿Tyler?
-A mí no me mires.
-Tranquilos, invita la casa.
-Muchas gracias Rocío. ¡Te queremos!
Tyler cogió el batido de lacasitos y yo cogí el de oreo. Empecé a partir
un cacho de las tortitas con nata y chocolate cuando vi mi ocasión. Vi que
Tyler estaba distraído mirando por la ventana, y le maché la cara de chocolate.
-¿POR QUÉ? ¿QUIERES GUERRA?
-No Tyler, no hace falta. ¡Si estás muy guapo! – dije entre carcajadas.
-¡Pues toma!
Para cuando quise darme cuenta, me había manchado la nariz de nata.
-Maldito.
-Pero soy adorable – me guiñó un ojo tras decir aquello.
-¿Tregua?
-Venga, va. Que tengo hambre y como tarde mucho te comes tú todo.
-Echaba de menos tus bromas.
-Yo echaba de menos a mi “best friend forever”- dijo poniendo caras raras.
Me daba la sensación de que nada había cambiado. Ahí estábamos los dos,
sentados en nuestra mesa, cambiándonos los batidos y riéndonos sin parar.
-Esta ha sido mi comida, dulce, pero mi comida.
-¿Te crees que yo voy a comer después de esto?
-Si no comes, nunca crecerás enana.
-Cambiando de tema, ¿dónde te vas a quedar?
-He estado mirando hoteles por aquí cerca y el más barato sale a unos…
-¡Eh! ¿A caso pensabas que iba a dejarte que te quedaras en un hotel? Ni
hablar, te quedas en mi casa.
-¿Estás segura? No quiero molestar…
-Tranquilo, mis padres se van esta noche al pueblo y mi hermano se pasa el
día en la universidad estudiando. Venga, porfaaaaaa – dije poniendo cara de
cachorrito abandonado.
-Vale, pero sólo porque me encanta tu forma de pedirme que me quede.
Pagamos la cuenta, bueno, Tyler no me dejó pagar, así que pagó él, y nos
fuimos. Fuimos directamente a mi casa, ya que empezó a llover. Llegamos
empapados.
-Espera, quédate aquí mientras yo voy a por una toalla.
Mientras subía las escaleras, oí a Tyler que estaba diciéndome que le
encantaban las fotos que había en la entrada. Personalmente, odiaba esas fotos,
menos una, en la que estaba con él cuando éramos pequeños.
-Aquí tienes. Sécate con ella y dame tu ropa para que la ponga en la calefacción.
-¿Tan pronto quieres que me desnude? Pensé que querrías ir más despacio…
-Idiota, es para que se seque. Aquí tienes la camiseta que te robé hace
unos años y unos pantalones de mi hermano – le dije sacándole la lengua.
-No me acordaba de que eras una ladrona de camisetas… Mañana iré a casa de
Miguel a recoger mis cosas. Me dejó dejar allí mis cosas hasta que consiguiera
un sitio donde dormir.
-Ni que fueras un vagabundo.
Una vez que nos habíamos cambiado, decidimos ver una película mientras comíamos
palomitas.
-¿Cuál quieres ver?
-¿Alguna reciente?
-Pues… Gru, mi villano favorito.
-¿La tienes? ¡En Italia no pude verla!
-Pues decidido.
Con él, las cosas siempre eran más fáciles. Cuando la película terminó,
estábamos muertos de sueño, así que nos fuimos directamente a la cama.
-Estoy cansadísimo. ¿Nos vamos a la cama?
-Que hay que descansar, para que mañana podamos madrugar – iba subiendo
las escaleras mientras cantaba esa canción.
-¿Dónde voy a dormir?
-En la habitación de invitados.
-Pero la cama es muy grande para mi solo… - dijo poniendo cara de pena –
Seguro que tengo frío por la noche.
-¿Tú? ¿Frío? ¡Tú no sabes lo que es el frío!
-Bueno, ¿duermes conmigo o no?
-¡Pues claro!
Fui a mi habitación a ponerme el pijama y cuando volví, recordé que Tyler
siempre dormía con pantalones cortos, cosa que no tenía hoy…
-No te molesta, ¿verdad?
-Mientras eso no me toque…
-Ja, ja. Que graciosa. Ven, túmbate a mi lado.
Me senté en la cama y puse el despertador para que no nos quedásemos
dormidos.
-¿A las siete de la mañana?
-Tú puedes quedarte más tiempo durmiendo si quieres. Yo, te recuerdo, que
tengo instituto.
-¿Nunca has pensado en hacer pellas? – dijo levantando las cejas
provocativamente.
-No, ni pienso hacerlo. Puedes salir, dar una vuelta o simplemente
quedarte durmiendo. Recuerdo que eso era lo que más te gustaba.
-Y me sigue gustando, pero con alguien a mi lado.
-Buenas noches Tyler.
-Buenas noches enana.
Me abrazó por detrás y me dio un beso en la mejilla. Al poco, nos quedamos
dormidos…
“Give me love like her,‘cause
lately I’ve ben waking up alone…”
Despertarse con la voz de Ed Sheeran hacía que mi día empezase con una
sonrisa. Pero hoy, lo primero que hizo que sonriera fue ver a Tyler durmiendo,
tan tranquilo. Antes de bajar, le dejé una nota encima de la cama. No quería
despertarle…
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¡HOLA!
SIENTO HABER TARDADO TANTO TIEMPO EN SUBIR CAPÍTULO (LOS EXÁMENES Y TRABAJOS ME HAN ROBADO DEMASIADO TIEMPO), PERO EN COMPENSACIÓN, ÉSTE CAPÍTULO ES MÁS LARGO.
Gracias Irene por contribuir en la creación de este capítulo ;)
¡GRACIAS POR LEER!
Ainé
xx